Atender las sentidas demandas de las y los estudiantes acerca de la sobrecarga académica y el resguardo de la Salud Mental nos invita de reflexionar con sentido ético y de salud común los procesos compartidos de enseñanza y aprendizaje en el contexto universitario, post pandémico.
La evidencia continúa arrojando aportes para comprender el fenómeno producido tras años de confinamiento y cuidados extremos que debimos adoptar para enfrentar la amenaza a la salud planetaria que atravesó la humanidad contemporánea, luego que la Organización Mundial (OMS) declarara a la enfermedad por COVID-19 como una crisis sanitaria global, la primera de estos alcances y velocidad vivida por nuestra generación.
Superados los primeros años de la emergencia, donde el acuerdo de la sociedad fue salvar el mayor número de vidas y donde se entendió, tempranamente, que para salir de la pandemia nadie debía quedarse atrás, transitamos lo que empieza a identificarse como la post-pandemia. Sin embargo, ha irrumpido simultáneamente, una crisis de la Salud Mental difícil de ignorar, sino más bien suscita la urgencia de abordarla con un diagnóstico situado, que revela que se trata de una patología latente de larga data, que se mantuvo silenciada e invisibilizada, pero que la crisis por la COVID-19 terminó por catapultar a las mediciones y encuestas sanitarias locales y nacionales.
Comenzar a hacernos cargo de ello en el espacio universitario es un primer paso.
Desde el Decanato, apoyamos las medidas adoptadas por la Dirección de Pregrado e invitamos a la comunidad académica y estudiantil a ocupar las instancias para reflexionar y debatir con estatura, como corresponde a la Universidad de Chile y llegar a acuerdos que se dirijan a la promoción del bien-estar de las personas que co-habitamos en la Facultad de Odontología. Acordar la pausa nos hace bien.
Irene Morales Bozo
Decana
Facultad de Odontología
Universidad de Chile