Los principios de Equidad e inclusión no sólo son parte del Plan de Desarrollo Institucional (PDI) de la Universidad de Chile, que en sus Estrategias particulares, consignada como la número X, objetivo N° 2 establece “Fortalecer la institucionalidad para la inclusión de personas con discapacidad, pueblos originarios y diversidad sexual”, y en el objetivo N° 3 dispone “Fortalecer la inclusión en la comunidad universitaria y avanzar hacia una Universidad que respete y promueva la inclusión y la diversidad”; sino que, en la última actualización del Modelo Educativo de la Casa de Bello, presentado en septiembre de 2021 se expresa, entre sus los principios orientadores la “Equidad e inclusión”, junto a la “Formación integral de personas”, “Pertinencia educativa”, “Calidad Educativa” y la “Igualdad de género y no discriminación”, y, como definiciones declarativas, constituyen en una invitación a enriquecer la atmósfera universitaria en respuesta a las demandas de un mundo en constante transformación social y cultural.
Ya no somos los mismos, mucho menos luego de atravesar casi tres años de pandemia y crisis sanitaria; convencidos de que, a lo establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), nadie se puede quedar atrás. En este escenario, como Facultad de Odontología, volveremos a estar a la estatura de los nuevos desafíos de la Inclusión.
Como institución de Educación Superior, sabemos que el conocimiento y el aprendizaje se encuentran a la base de la transformación social en un entorno global complejo, atravesado por desigualdades, precariedad e incertidumbres. Así, la Universidad de Chile nos mandata a re-pensar el futuro institucional y nacional, desde un acuerdo social basado en la justicia social, económica y ambiental que nos reúna como colectivo humano inclusivo.
Desde la primera Universidad del país, el desafío va de la mano con el compromiso por un desarrollo justo, equitativo y sostenible, que tienda a derribar las barreras que aíslen y marginen a las personas con diversidad funcional, ya que se trata de obstáculos que ofrece el medio y no las personas.
De allí que una Educación inclusiva y no discriminatoria debe propender a principios de dignidad, autonomía, participación, respeto por la diferencia y el derecho a preservar la identidad de cada una y cada uno.
Necesitamos realizar un esfuerzo por sensibilizar a la comunidad triestamental de la Facultad de Odontología en materia de Inclusión desde la perspectiva de la discapacidad, para cumplir con las normativas vigentes en la Universidad y el país.
Asimismo, comprender e internalizar que la diversidad constituye una oportunidad de crecimiento y aprendizaje, por lo que debemos pensar y planificar las adecuaciones que se requieran para lograr derribar las brechas curriculares, pedagógicas, de infraestructura, instrumentales, entre otras, que puedan determinar las discapacidades de quienes aspiran a formarse como Cirujanos y Cirujanas Dentistas.
Si bien la ruta es larga e intensa, estamos convencid@s que sensibilizándonos y educándonos lograremos aprendizajes coherentes con nuestra responsabilidad institucional con la inclusión.
Irene Morales Bozo
Decana
Facultad de Odontología
Universidad de Chile