Desde las 05:00 AM de ayer jueves 25 de marzo, la comuna de Independencia, junto a otras 20 comunas de la Región Metropolitana ha retrocedido a Fase I (Cuarentena), conforme al Plan Paso a Paso. Esta medida no hace más que confirmar la crítica situación sanitaria por la que atraviesa nuestro país en el contexto de la pandemia por COVID-19, instalada ya hace más de un año.
Con cifras que han alcanzado más de 7 mil nuevos casos, con 1 fallecido/a cada 15 minutos, muriendo en promedio unas 100 personas diarias, sabemos del riesgo de un colapso del sistema sanitario, dado que el fuerte incremento de los contagios está impactando la red asistencial, con cerca de un 95% de ocupación de camas críticas y con un extenuado equipo de salud, que no descansa.
A juicio de los expertos, la escena incluso se podría agravar, por lo que la comunicación de riesgo no sólo debe cautelar una información clara, oportuna y veraz, sino incorporar el componente de cercanía a la comunidad, de manera de construir y divulgar mensajes que convoquen a la empatía y responsabilidad social.
De poco sirven los mensajes extremos, ni los catastróficos, ni los triunfalistas, para lograr conmover y movilizar las buenas prácticas de la convivencia social, por donde deambula el SARS-CoV-2. La historia de la Salud nos confirma que las epidemias transitan hacia las endemias, pero durante su paso arrollador, el costo en sufrimiento humano suele dejar huellas indelebles en tantas y tantas familias y esta no será la excepción.
Se sabe que quienes ingresan a ventilación mecánica hoy, son cada vez más jóvenes y que, gracias a los esfuerzos de la red de salud primaria, se avanza en la inmunización de nuestra población, pero, hasta el momento, la cobertura aún es parcial. Además, la vacuna no evita la enfermedad, sino su gravedad y el riesgo de fallecer, de modo que los contagios se mantendrán si no se corta la cadena de transmisión.
Estos son los motivos por lo que seguiremos manteniendo estrictos protocolos en nuestra Facultad, avanzando en optimizar nuestros espacios para el desarrollo seguro de nuestro quehacer, tanto docente, como preclínico, clínico e Investigación.
Hechas las adaptaciones y los esfuerzos iniciales en infraestructura y equipamientos, hoy, más que nunca, es imprescindible adecuar nuestras conductas hacia prácticas que nos protejan del contagio del COVID-19. Tenemos el conocimiento y nos hemos capacitado con diversas herramientas dispuestas para nuestra comunidad, por lo que debemos concentrarnos en cumplir con estas normativas que tienden al autocuidado y el cuidado colectivo.
Asimismo, los y las integrantes de nuestra comunidad odontológica que realicen trabajo no presencial, mantendrán sus labores de teletrabajo, cumpliendo también con el mandato sanitario de quedarse en casa.
Con todo, esta mañana recibimos a una nueva cohorte de estudiantes en nuestra Escuela de Graduados, complacidos de sumarles a nuestra comunidad universitaria, de la primera Escuela Dental del país. Asimismo, y convencidos que nos respalda una trayectoria de excelencia y el reconocimiento de nuestros Programas de Postítulo y Posgrado, nuestra tarea es incansable para otorgar las garantías de calidad total durante el continuo de los años de formación para especialistas, Magísteres y Doctores.
Toda la capacidad instalada, humana y material se encuentra disponible para brindarles la mejor experiencia en la Universidad de Chile.
De este modo, y durante estos tiempos difíciles, quienes conformamos la Facultad de Odontología, estudiantes, académicos/as y personal de colaboración cohesionados, mantendremos el quehacer de la Facultad.
Irene Morales Bozo
Decana
Facultad de Odontología
Universidad de Chile