Como funcionarios y docentes, cumplen día a día con sus responsabilidades de funciones y horarios en la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, no obstante, en su vida diaria, incorporan objetivos que buscan superar sus propios desafíos, con la satisfacción de alcanzar la meta. Fue así como participaron en el Maratón de Santiago 2011, la mayor carrera que reunió a más de 25.000 runner y que intervino la capital con energía, alegría y, por supuesto, una apuesta por la vida saludable.
Con la meta de los 42 k cumplida
Para Víctor Rodríguez Dotte, funcionario de la Oficina de Personal y que lleva tres Maratones representando a la Facultad de Odontología, participar en esta ocasión, "fue una gran experiencia, nos preparamos aproximandamente 6 meses, corriendo con el Dr. Jorge Gamonal entre 4 a 5 días a la semana".
De su relato se recoge la ansiedad por que se inicie la carrera, "no puedes inventar nada durante la carrera, solo aplicar tu plan de trabajo y a un ritmo parejo para conseguir tu objetivo". Añadió que, "mientras que corres el Maratón, se siente el apoyo de la gente y el calor es fuerte, pero te dan ganas de llegar a la meta, recuerda que el Maratón se desarrolla en 42 Kilómetros en los que se recorre 7 comunas de Santiago, aprox.".
Por ello, dijo Víctor, "llegar a la meta y conseguir el objetivo, produce una sensación difícil de describir, una alegría inmensa y la satisfacción por lo logrado" e invitó a todos los miembros de nuestra comunidad a correr, "empezando con 30 minutos diarios como mínimo, 3 veces a la semana, pues te mejora la calidad de vida y estado físico, andas mejor sicológicamente y tu cuerpo te lo agradece".
Superando obstáculos
Por su parte, el Decano de Odontología, Dr. Jorge Gamonal Aravena, que también corrió los 42 k, sostuvo que, como dice la sabiduría popular, "debemos escribir un libro, plantar un árbol y tener un hijo(a), yo he agregado correr un Maratón, pues esto tiene que ver con plantearse un determinado desafío en el día a día y prepararse para cumplirlo, pensando que es una prueba que no se sabe si será posible de terminar y, por tanto, es un muy buen obstáculo a superar."
Correr: Pasión, relajo y energía
La Dra. Daniela Adorno Farías, docente del Departamento de Patología de la Facultad, comenzó a prepararse 6 meses antes del Maratón de Santiago, por lo que participar e él "fue un gran logro" para ella. "Sin duda que ver tanta gente tratando de lograr el mismo objetivo, que es llegar a la meta con mucho esfuerzo físico, da mucho ánimo y una sensación de bienestar durante todo el trayecto", señaló.
Hasta ahora, sigue corriendo tres veces a la semana, puesto que "correr se ha convertido en una pasión y en una manera de relajarme, dando más energía y positividad a mis días", subrayó.
Emoción, dolor y deber cumplido
Se convirtió en runner desde hace 5 años y ganarle "a mi cuerpo, había sido hasta ese entonces, una batalla difícil de doblegar", confesó el Dr. Juan Pablo Aitken, académico del Departamento de Patología FOUCh.
Comenzó a correr los 10k y, a poco entrenar esa distancia, se arriesgó a los 21 k, "cada vez más seguro de que las metas estaban siempre, más cerca de lo que decían los fríos números", este año sintiéndose preparado, se propuso los alcanzar la meta de los 42 k, el Maratón, "en realidad, no sé si tan preparado, pero intensamente animado; una aventura a conocer mi cuerpo, a aceptarme, amarme y odiarme cuando las fuerzas flaquearan, un camino de final incierto, pero que estaba dispuesto a recorrer".
Durante la carrera, comentó el Dr. Aitken, experimentó diversas sensaciones "amé con fuerzas a quienes me rodean; sentí sed, dolor y agradecí con plenitud el sol que iluminaba. También me pregunté, y no pocas veces, qué hacía corriendo en vez de quedarme en casa descansando, pero en el trayecto, comprendí que uno de mis objetivos al correr, es precisamente, entregarme al momento".
Luego de 5 horas de recorrido, alcanzó la meta, obtuvo su medalla y comenzó a llorar, no sabe muy bien por qué, "pero lloré como desde hace mucho tiempo no lo hacía. Una mezcla entre emoción, dolor y deber cumplido. Un recorrido, que no sólo me hacía más fuerte, sino que me gritaba a la cara que no sólo soy capaz de ganarle a mis piernas, sino también, a mí mismo. Pienso que las endorfinas, el sol y el camino, hicieron del entorno un eje de alucinación que me hizo sobrellevar el cansancio de una forma casi espiritual", afirmó el docente.
El Dr. Aitken sostuvo que correr le enaltece y le ayuda a hacerse más consciente, entregándose a lo que siente, "en alguna oportunidad, dije que sólo correría un Maratón en mi vida, pero el destino, también está para cambiarlo: quiero ir por otra y quizás, otra más", concluyó.