Con la responsabilidad universitaria que las distingue, planificaron sus respectivos viajes con 6 meses de antelación, tratando de restar el menos tiempo posible a sus actividades curriculares y aprovechar las vacaciones de invierno, y tras vuelos de más de 24 horas llegaron a sus destinos: la XXIII Jornada Mundial de la Juventud con el Papa Benedicto XVI, en Australia y el Seminario de Jóvenes Judíos Sefaradi, en Israel.
Se trata de Claudia Bustos Reydet, María de los Ángeles Solari Truffy y Matilde Jacard Ergas, alumnas de 4º año de la carrera de Odontología en la Universidad de Chile, que conjugan sus actividades de aprendizaje clínico con las tareas comprometidas con sus respectivas comunidades.
En el ánimo de rescatar las iniciativas estudiantiles que agregan valor a la vida universitaria de sus alumnos, la Dirección de Extensión de la Facultad de Odontología ofreció una bienvenida a las alumnas que ya se encuentran de regreso, normalizando su situación académica.
La Prof. Marta Gajardo, Directora de Extensión, sostuvo que "encontramos interesante y valioso de parte de Uds. que sean capaces de asumir estos compromisos y que, además de centrarse en sus estudios, amplíen sus horizontes y lo transmitan a sus más cercanos".
Por su parte, el Prof. Dr. Milton Ramos, Director de Asuntos Estudiantiles, recordó un "antiguo dicho en la Facultad: Un profesional culto, siempre se piensa que es mejor que un profesional. La participación de las alumnas en estos encuentros les da cultura, por eso Chile y los países en general, están interesados en que sus profesionales salgan de sus fronteras, puesto que les aumenta inmediatamente la visión de mundo".
Cara a cara con el Papa
Como miembros del Proyecto Misión País, la segunda organización sin fines de lucro que agrupa a estudiantes universitarios en trabajos sociales y espirituales, después de Un Techo para Chile, Claudia y María de los Ángeles concurrieron al XXIII Encuentro Mundial de Jóvenes realizado en Sydney, Australia, entre el 15 y el 20 de julio de 2008.
En la oportunidad debían difundir el Proyecto que se ejecuta en Chile desde el año 2002 y promover su instalación en otros países del globo, a fin de replicar las actividades que cada año lleva a más de 3.000 estudiantes a trasladarse a 60 zonas apartados en todo el país, para "aportar a nuestra Iglesia desde el 'ser universitario': servir a Ella como jóvenes laicos, poniendo sus conocimientos al servicio de la misión evangelizadora".
Aún procesando la experiencia vivida, las estudiantes de 4º año de Odontología, que también participan del Movimiento Schoenstattiano, sienten que lo más importante de su estadía en Sydney junto a la máxima autoridad de la Iglesia Católica fue constatar que existen muchas personas en el mundo que comparten sus intereses. "Hay jóvenes que les pasa lo mismo en otros países, gente que trabaja en torno a un mismo ideal y para nosotras fue muy importante, estar físicamente cerca del representante de Dios en la Tierra", afirmó Claudia.
Uno de los aspectos del Sumo Pontífice que rescataron las jóvenes fue su amplio desarrollo intelectual, el que conocieron tras la lectura de sus escritos durante las catequesis que recibieron cada día del Encuentro Juvenil por parte de cardenales y arzobispos, y su participación en las Homilías de Benedicto XVI, las que, según aseguró Claudia, les "interesa leer con detención ahora para poder darnos cuenta del mensaje de verdad profundo que dice".
El tema de esta XXIII Jornada fue El Espíritu Santo, con el lema: "Recibirán el poder del Espíritu Santo que vendrá sobre Uds. y serán mis testigos", lo que conminaba a los jóvenes a la Misión. Este mandato fue muy valorado por las jóvenes chilenas puesto que, precisamente, se trata de la figura del misterio de la Santísima Trinidad que menos se conoce. "Yo creo que a todo el mundo le pasó eso porque el Espíritu Santo es la figura menos tangible, porque del Padre uno tiene la figura del padre en la familia y al hijo lo conoce en Jesús, pero al Espíritu Santo no", confesó María de los Ángeles.
Motivadas por la Jornada Juvenil, Claudia y María de los Ángeles creen que "sería bueno" tomar la iniciativa en la formación de una Pastoral Universitaria Ecuménica que canalice las necesidades espirituales de los estudiantes y de la comunidad universitaria. "Hace falta y podríamos conocernos más, si sólo somos 100 personas por curso, ¡por qué no nos conocemos!", expresó Claudia.
Para la estudiante, el principal mensaje que recibió en estas Jornadas fue, "tomando las palabras del Papa, que los jóvenes somos la primavera del mundo, que tenemos que tratar de entregar todo lo que tenemos y aprovechar nuestro lugar de estudiantes en la universidad para entregárselo, por ejemplo, a nuestros pacientes".
Asimismo, María de los Ángeles destacó que "en todo el mundo hay gente que está luchando por lo mismo, y aunque en este momento estamos yendo contra la corriente del mundo, lo estamos tratando de cambiar; puede sonar muy idealista, pero es lo que estamos haciendo".
Encuentro Sionista en Israel
La primera vez que Matilde Jacard viajó a Israel fue durante su gira de estudios, casi al egresar del Instituto Hebreo. Su segundo viaje al Medio Oriente fue para reunirse con miles de jóvenes en el Seminario de Jóvenes Judíos Sefaradi, entre el 15 y 31 de julio pasado.
El encuentro se organizó en torno a Talleres y Charlas de capacitación en Liderazgo dirigido a jóvenes judíos provenientes de América Latina, EE.UU e Inglaterra. La mayor parte del tiempo se desplazó por Jerusalem y Tel Aviv, aunque también pudo conocer el norte del país.
Lo que más impactó a la joven chilena fue visitar el Museo del Holocausto, "Yad Vashem" (Jerusalem), el que recoge toda la historia del pueblo judío en un moderno formato que reconstruye el ambiente físico de la época del genocidio; "uno va viendo y escuchando videos en medio de una puesta en escena que reproduce los vagones de tren como si estuvieras ahí. Es contradictorio, porque es tan lindo lo que están mostrando, pero a la vez tan conmovedor", relató Matilde.
Tras regresar a sus países de origen, los jóvenes judíos provenientes de Uruguay, Venezuela, México, Perú, Argentina, Colombia, Chile, EE.UU e Inglaterra tienen por misión transmitir lo aprendido y aplicarlo. "Llegamos con hartos proyectos y cosas para integrar más a los jóvenes a los Movimientos Juveniles en Santiago, como Maccabi, al que pertenezco como monitora", explicó Matilde.
Según señaló la estudiante, en Chile hay 15.000 judíos, pero "a las actividades de Maccabi asisten cerca de 500 niños de entre los 3 a los 16 años". Además de las actividades propiamente religiosas, los niños y jóvenes participan en un festival de la canción y en un encuentro deportivo.
Para Matilde, el viaje significó un aprendizaje, pero a la vez una transferencia cultural por un compromiso personal con su historia. "Yo podría llegar de la universidad a mi casa a dormir o a ver televisión, pero participar en un Movimiento como Maccabi te enriquece desde otros puntos de vista. Hacer estas actividades es difícil, pero necesario para mi", explicó.