Mientras los titulares de prensa resaltan la baja tasa de natalidad en Chile en la actualidad y la opinión pública interpela, principalmente, a las mujeres, ser padre es un desafío valiente, que implica resignificar el mundo conocido, adaptarse afectivamente, acompañar y entender que “la incertidumbre, la ansiedad y los momentos de duda son parte del proceso”, se trata de uno de transformación que maravilla todos los días, al ser testigo del crecimiento de hijas e hijos.
En el marco del Día del Padre 2025, un estudiante y dos académicos de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile (FOUCh), en proceso de crianza, se refirieron a los desafíos que han experimentado con los cuidados de hijos e hijas y cómo se ha transformado el rol de los hombres en un escenario de transformaciones culturales, relacionales y emocionales.
Ariel Salazar Gutiérez : “A veces se gana y a veces se aprende”
Papá de Sofía (10 años), Lía (casi 4 años) y Gabriel (1 año y medio), Ariel Salazar Gutiérrez es estudiante de 4° Año de Odontología en la Universidad de Chile (FOUCh), aseguró que la travesía de la paternidad le ha permitido un mayor autoconocimiento y el fortalecimiento de redes de apoyo, por cuanto la crianza, dijo es siempre una tarea colectiva.
“Ser esposo, padre, estudiante y profesional en formación ha sido uno de los desafíos más grandes y enriquecedores de mi vida. Comencé la carrera junto a mi esposa y nuestra hija Sofía (10 años), en el camino se nos unieron Lía (casi 4 años) y Gabriel (1 año y medio). Con nuestra familia en crecimiento, cada día las actividades y responsabilidades se multiplican.
En esta travesía, he aprendido que la vida es una lucha constante, donde a veces se gana y otras se aprende. La incertidumbre, la ansiedad y los momentos de duda son parte del proceso, y en ocasiones pueden ser abrumadores. Sin embargo, también he descubierto que no todo ha sido estrés y correr de un lado para otro; en medio de ese caos, hemos vivido momentos especiales de alegría y risas que me han fortalecido y llenado de combustible para los momentos duros.
Debo dar gracias a mis redes de apoyo, a Dios, mi esposa, mi familia, mis compañeros de carrera, la Unidad de Psicología y Secretaría de Estudios. Gracias a ellos, sé que no estoy solo en esta lucha. La paciencia, el apoyo mutuo y la esperanza son las mejores armas para seguir adelante, incluso cuando las dificultades parecen insuperables. Sin todos ellos, seguramente no hubiera llegado hasta aquí.
La vida me ha enseñado que todo pasa. Los momentos duros, que nos desafían y nos hacen cuestionarnos, fortalecen nuestro carácter y nos preparan para nuevas batallas. La clave está en recordar que la adversidad no define nuestro camino, sino como la enfrentamos, nos levantamos y seguimos avanzando”.
Dr. Cristian: Reconfigurar el mundo afectivo
Papá de Tomás (3 años y medio) y María Jesús (2 meses), el Dr. Cristian Bersezio Miranda, académico del Departamento de Odontología Restauradora FOUCh, reflexionó sobre los viajes internos que le ha provocado ser padre y que le ha permitido repensar su rol docente en nuestra Facultad.
“La llegada de María Jesús ha sido una experiencia tan desafiante como transformadora. Junto a Tomás, que tiene tres años y medio, estamos atravesando una etapa intensa, llena de aprendizajes y emociones. Esta vez, el gran desafío no ha sido sólo adaptarnos a la llegada de una nueva integrante en la familia, sino también acompañar a Tomás en este proceso, comprendiendo lo que significa para un niño pequeño recibir a una hermana y reconfigurar su mundo afectivo. La paternidad en general me ha llevado a replantearme muchas cosas, especialmente en cuanto a las prioridades que implica tener hijos. El tiempo se reorganiza, las urgencias cambian, y uno aprende a valorar mucho más los espacios de presencia real.
En el mundo académico y profesional se habla con frecuencia de empatía como la capacidad de ponerse en el lugar del otro, de preguntarse ‘¿Cómo me sentiría si yo estuviera en esa situación?’. Pero la paternidad lleva esa reflexión un paso más allá, ¿y si quien estuviera en esa situación fuera mi hijo o hija?’. Esa pregunta moviliza de forma mucho más profunda y transforma el modo en que uno observa, escucha y se relaciona con los demás, especialmente con los estudiantes. Hoy intento mirar y escuchar con más atención, enseñar no es sólo transmitir contenidos, también es acompañar, estar disponible y generar vínculos significativos. La paternidad me ha ayudado a hacer todo eso con más conciencia y con una humanidad que antes, quizás, no dimensionaba del todo”.
Dr. Juan Pablo Aitken: “Caminar siempre muy cerca de tu hijo ”
Papá de Caetano (1 año y 4 meses), el Dr. Juan Pablo Aitken, académico del Departamento de Patología y Medicina Oral FOUCh, declaró el valoror inexplicable de ser padre de un hijo pequeño, que, pese al cansancio y estrés propio de las etapas inciales en la crianza, la mejor retribución es acompañar su infancia muy de cerca.
“En un mundo donde cada vez menos personas eligen ser padres, es esencial resignificar la experiencia de la paternidad, en medio de nuestras exigencias académicas y profesionales. Ser padre, en mi caso, por primera vez a los 45 años, me ha llevado a entender que dejar una huella en el mundo va mucho más allá de los logros personales o profesionales. Tiene que ver con cómo influimos en otros, especialmente en aquellos que se quedarán en este plano para cuando ya no estemos. La paternidad no es sólo un desafío del presente, ni se limita a la búsqueda de una felicidad inmediata. Tiene que ver con encontrarle un sentido a la vida, con descubrir un propósito que va más allá de uno mismo. Cuando esta experiencia se vive junto a una madre maravillosa, con quien se comparten roles, sueños y despertares, todo adquiere una dimensión aún más significativa y hermosa.
Ser padre es inexplicable emocionalmente. Es un amor que no tiene medida. Esa sensación indescriptible de que darías todo por ese otro ser. Y sí, hay cansancio, estrés y noches sin dormir, pero lo ganado, es inconmensurable. Ser padres hoy es un acto valiente. En ocasiones, hay que ganarle a las condiciones laborales, de vida y a la propia sociedad. Es también desafiar la hiperconectividad con necesarios momentos de aburrimiento, es un desafío proponerse caminar siempre muy cerca de tu hijo, sin tratar de sobreprotegerlo, de poner límites necesarios sin coartarlo, y de acompañarlo sin invadirlo. Pero bueno, eso lo iré experimentando de a poco. Mi niño es aún pequeño y estoy disfrutando cada día. Muy cerquita de él. Es asombroso ver cómo aprende, cómo descubre el mundo, cómo te recibe con un abrazo al llegar a casa. Ahí está todo el sentido”.