Para referirse a la evaluación e indicación de cirugía de frenillo lingual y efectos de los malos hábitos en el desarrollo de los maxilares, descripción, Políticas Públicas y recomendaciones, la Dra. Mirta Landaeta Mendoza y Dra. Erita Cordero Carrasco, académicas del Departamento Cirugía y Traumatología Bucal y Máxilo Facial de la Facultad de Odontología de la Universidad de Chile, participaron en el programa radial A tu Salud.
Sobre el rol de la lengua en la cavidad oral, la Dra. Erita Cordero sostuvo que “está formado por un componente muscular, pero además cumple una función importantísima en el gusto, en el desarrollo del lenguaje y también en el de los maxilares, del paladar, la mandíbula” y en el acompañamiento del crecimiento del niño. Junto con ello, añadió la académica FOUCh, se encuentra su relación “con el sistema respiratorio en cuanto a las obstrucciones que pueden provocar en el sistema ventilatorio”.
Asociado a la lengua, “tenemos el frenillo lingual, ambos estrictamente relacionados. El frenillo es parte de la lengua, una membrana de tejido conjuntivo que comunica a la lengua con el piso de la cavidad bucal, que empieza su desarrollo a partir de la cuarta semana intrauterina y tiene funciones en relación al equilibrio de la posición de la lengua en la cavidad bucal, restringiendo o no el movimiento de la lengua”.
La Dra. Erita Cordero sostuvo que, si bien antes sólo se asociaba el frenillo lingual al desarrollo del lenguaje, hoy se discute sobre la incidencia en la lactancia materna. “En cuanto a la disfunción lingual, hay varias divisiones, una es la relación con la restricción de movimiento que tiene la lengua y que no permite que la punta de la lengua llegue hacia la bóveda palatina, impidiendo realizar ciertos fonemas en los niños. Lo más común es relacionar el frenillo lingual corto con restricción del movimiento de la punta de la lengua y, por lo tanto, con impedimento de ciertos fonemas, el más común la r”.
Un segundo problema se asocia a “la deglución, succión y con problemas de acople (…) este tipo de difusión lingual se relaciona a la posición de la lengua, no con lo corto del frenillo”. De este modo y a medida que los niños y niñas crecen y transitan desde los alimentos blandos a alimentos sólidos, “esta interposición la lengua deja de estar entre los maxilares, sino que se dirige hacia arriba para lograr pasar este bolo alimenticio. Esa posición de la lengua, en la profundidad de la cavidad oral, es la que estimula el crecimiento y la formación del paladar, y ayuda a que los dientes se ordenen”.
Para la Dra. Mirta Landaeta es “muy importante considerar el desarrollo de los maxilares, porque si uno piensa esta anomalía que está provocando la mal posición de la lengua, vamos a llegar a tener cirugías ortognática, o sea tener que reubicar maxilares”. Sobre la “lengua y la deglución, hay equipos de trabajo que están haciendo, incluso ahora hay un congreso, en el cual están los pediatras, los fonoaudiólogos, los dentistas, hay un grupo grande de profesionales tratando de evaluar y lograr la mejor respuesta y tratamiento para estos casos”, añadió la docente FOUCh.
Refiriéndose a la prevalencia de anomalías en el frenillo lingual, la Dra. Landaeta señaló que “no hay estadísticas en Chile. Leí algunos artículos que no tienen el dato de donde se obtuvo esta cifra, pero que hablan de un 1,7% a un 4% de niños con frenillos sublinguales anómalos y que sería más frecuente en niños que en niñas”.
Otro dato que mencionó la académica FOUCh es que existe un 0,4% de niños con anquiloglosia. “La anquiloglosia clínicamente la consideramos cuando la lengua queda fijada al maxilar, hay grupos de estudios que indican que lo normal es que la lengua se desplace más o menos 16 mm fuera de la boca de un niño, y de ahí cuando se empieza a cortar ese rango de movimiento, cuando llega a 3 mm, se habla de anquiloglosia”.
La Dra. Landaeta aseguró que es “la enfermera que hace el Control Sano en los consultorios, la que envía estos pacientes, el Ministerio tiene ahora un Programa de Salud 0, para los niños, y en ese programa no está considerada la evaluación de los frenillos por el dentista, entonces siguen siendo las enfermeras o el pediatra el que envía a los niños a consulta, y el dentista y el fonoaudiólogo debería ser capaz de evaluar la funcionalidad de ese frenillo”.