Cuando ya casi alcanzamos el invierno, les saludo compartiendo un mensaje de esperanza en el nuevo año que próximamente celebrarán nuestros pueblos originarios, a través del Wetripantu, Machaq Mara, Inti Raymi, Aringa Ora o Koro; o Likan Antai. Junto a sus tradiciones ancestrales, estos pueblos nos muestran que el año comenzará el 20 de junio, con el regreso del sol a la tierra, por lo que sus plegarias se concentran en la buena cosecha que esperan compartir en el verano que vendrá.
La metáfora del regreso de la luz no puede sino alimentar el deseo de un mejor futuro para todos, en lo material e inmaterial, en lo físico y espiritual, en el cuerpo y el alma. Un cuerpo personal y colectivo, porque como la humanidad ha de aprender tras la pandemia por COVID-19, hoy nos necesitamos todos.
Las informaciones siguen mostrando una realidad que desalienta a ratos. Trasciende una idea de hibernación para la ciudad de Santiago y en nuestra comunidad seguimos teniendo que lamentar las pérdidas de seres queridos de nuestros colaboradores.
La sensación de fragilidad y vulnerabilidad nos acecha a todos, de diferentes maneras y en diverso grado; el círculo de la pandemia se estrecha y hoy la mayoría tenemos a algún cercano en mayor riesgo; el miedo y la incertidumbre se acomoda en nuestros días; y hemos debido seguir cumpliendo nuestras rutinas familiares de resguardo, protección y contención, junto a nuestros deberes y compromisos laborales.
A tres meses de salir del trabajo presencial en la Facultad, y encontrarnos de frente y sin previo aviso, ante el teletrabajo y la docencia remota de emergencia, el cansancio físico y el agotamiento mental, ya no sólo es una descripción, lo estamos viviendo.
Me consta el valioso esfuerzo que sigue comprometiendo nuestro cuerpo académico y personal de colaboración, que no transará con su declaración de educación de calidad para formar a los cirujanos dentistas que Chile necesita, misión que sólo podemos lograr entre todos. A todos ellos y todas ellas dedico mi profundo agradecimiento y reconocimiento a una labor esencial en nuestra Facultad.
Confío plenamente en su alianza con nuestra institución republicana, que ha de responder a la estatura del desafío en estos días adversos, porque hoy nos necesitamos todos.
Interesada en acercar los necesarios diálogos con la comunidad académica y conocer de primera fuente sus inquietudes, entre el 22 y 30 de junio próximos, tenemos programadas reuniones con todos los Departamentos e Instituto, inaugurando una ronda de conversaciones con las distintas realidades que experimentan las Unidades Académicas, donde privilegiaremos una conversación personalizada, en que cada uno y cada una tenga la oportunidad de expresar sus percepciones, en una interacción sincrónica.
Hemos acordado que, en señal de flexibilización, serán los Directores y Directora de Departamento e Instituto los encargados del control de asistencia que nos demanda informar la Contraloría General de la República, favoreciendo un clima de colaboración, tranquilidad y calidad de vida para todos.
Para seguir abriendo caminos que nos preparen adecuadamente para el futuro retorno seguro, junto a la Red Estatal de Odontología, este 24 de junio sostendremos una reunión virtual junto a las autoridades de la Facultad de Odontología de la Universidad Internacional de Cataluña y de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad de Barcelona. Reconocemos la apreciable experiencia de estas Casas de Estudio, que se enfrentan al regreso a la actividad presencial en Europa.
Habitamos un escenario excepcional y cambiante, donde las certezas están dadas por nuestros vínculos, recogidos durante nuestro transitar en la vida. Entre esos vínculos nos tenemos, porque la vida en la Facultad es parte de nuestras biografías. Agradezco que sigan confiándonos la conducción de nuestra casa institucional y tengan mi compromiso que nadie se quedará atrás.
Abrazo fraterno,
Irene Morales Bozo
Decana
Facultad de Odontología
Universidad de Chile