En la publicación oficial se resume parte de la historia del edificio y de la docencia en anatomía que, desde 1823, se realiza en nuestro país. Así, se recuerda que los estudios de esta disciplina se efectuaron desde ese año y hasta 1889 en una construcción a los pies del antiguo Hospital San Juan de Dios, ubicado en Alameda a la altura de calle Santa Rosa. En esa última fecha se inauguró el primer complejo docente para la enseñanza de la medicina en Chile, en calle La Cañadilla, actual comuna de Independencia; pero, en 1918 se incendió la Escuela de Farmacia de calle Panteón -hoy Profesor Zañartu-, lo que permitió que ese lugar, alejado de la Escuela de Medicina, se destinara a la construcción de su anfiteatro de anatomía. De esta forma, en 1922 y con un diseño que recogía los mejores adelantos de la época para el tratamiento de cuerpos humanos, se inauguró el Anfiteatro de Anatomía José Joaquín Aguirre, honrando de esa manera el centenario del nacimiento de dicho facultativo.
Asimismo, el texto describe el diseño y atributos arquitectónicos del edificio y su integración a la posterior construcción de la nueva Facultad de Medicina, obra de Juan Martínez realizada entre 1952 y 1960. Luego, detalla los diversos materiales que componen la colección del Museo de Anatomía, de entre 1846 y 2011, como preparaciones cadavéricas y artificiales, piezas teratológicas, ilustraciones y una biblioteca, cuya base se fundó en la colección personal del doctor Gustavo Jirón Latapiat.
Por último, se destacan los valores arquitectónicos y artísticos del anfiteatro y de las colecciones descritas, así como el apoyo que a esta causa prestaron el Colegio Médico de Chile, la Unidad de Patrimonio Cultural de la Salud del Minsal y la Sociedad Chilena de Anatomía, entre otros. Además, el edificio alberga más de 500 piezas de valor histórico, entre las cuales se destacan las 154 campanas de vidrio con partes humanas en formalina que están destinadas al estudio de malformaciones.
El decano de la Facultad de Medicina, Dr. Manuel Kukuljan, destacó el reconocimiento patrimonial del Consejo y puso en relieve la visión con la que se construyó el Instituto, e indicó que "el Instituto -y también el edificio del Campus Norte de la Facultad- fueron soñados, diseñados y levantados a partir de una mirada de Estado que consideró las necesidades y desafíos de la salud de nuestro país. La Facultad y el Estado eran un sólo cuerpo con fines comunes y esa identidad de propósitos fue clave para la consolidación de la República. Esperamos que hoy, en pleno siglo 21, esa relación entre el Estado y su Universidad vuelva al cauce de los objetivos comunes y las estrategias compartidas en pos de lo que el país y su sociedad requieren. Sólo de esa manera seremos capaces de legar a las futuras generaciones obras como las que hoy nos enorgullecen y de las cuales debemos seguir aprendiendo."
De esta forma, el doctor Julio Cárdenas señala que con este nombramiento "se coronan largos años de estudios, investigaciones, conversaciones y trabajo, recordando en nuestra memoria a todos aquellos que lucharon por nuestra disciplina, que ya no están, pero que defendieron estos espacios, sabiendo que era un sitio especial que se debía resguardar. Hoy cumplimos la palabra empeñada y reconocida por nuestra nación".